Como ya se ha publicado en este blog, una de las indicaciones mas frecuentes del uso de prótesis no recubiertas metálicas en el colon es la oclusón aguda de éste por una neoplasia. En muchos casos se colocan como «puente a la cirugía resectiva con reconstrucción en un solo tiempo de tránsito colónico», evitando de esta manera (en muchos casos) la realización de dos intervenciones quirúrgicas (la primera donde suele dejarse una colostomía de descarga y la 2ª para la reconstrucción final del tránsito intestinal). Aunque la técnica no es muy compleja de realizar, no está exenta de complicaciones, algunas de ellas graves como la perforación. Dentro de las localizaciones donde se pueden colocar una prótesis de estas características, sin duda, las mas agradecidas son aquellas situadas entre la unión rectosigmoidea y el colon descendente (aunque también se han conseguido buenos resultados en el ángulo esplénico e incluso hepático). Es importante intentar elegir la longitud adecuada de la prótesis de acuerdo a la de la estenosis (los diámetros existentes en el modelo Wallflex de Boston Scientific son las de 6, 8 y 12 cm) e intentar colocarla lo mas centrada posible para que la fuerza radial se ejerza de forma específica en la zona de interés. Nosotros usamos la técnica combinada fluroscópica-endoscópica, donde tras pasar la estenosis con una guía rígida y gruesa (p.e jagwire 0.035″ de 450 cm de longitud con ayuda de un canulotomo o esfinterotomo), medimos su longitud anclando un balón de fogarty de 18-20 mm en el margen proximal de la estenosis (tras inyectar abundante contraste) y con la punta del endoscopio como margen distal de ésta. Según la longitud calculada (basada en una regla de tres sobre el calibre del colonoscopio (1.2 cm), damos unos 2 cm mas por cada lado. En resumen, como en este caso, que la estenosis medía unos 3.5-4 cm, usamos una prótesis de 9 cm.
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