Achalasia: tratamiento con inyección de toxina botulínica (caso de M. Estévez)

marzo 9, 2012

CASO CLÍNICO:

Paciente de 90 años de edad con antecedentes de HTA, DM tipo II, institucionalizada. En tratamiento con eprosartan, nifedipino, furosemida y esomeprazol. Desde hace años presenta disfagia lentamente progresiva a sólidos y líquidos que se ha acentuado en los últimos meses, donde se acompaña de pérdida de peso y episodios de broncoaspiración. Se realiza EGD donde se aprecia una importante diltación esofágica (megaesófago) con morfología sigmoidea e imagen distal en forma de «pico de loro» a nivel del cardias, donde además se aprecia por encima un gran divertículo epifrénico (probablemente por mecanismo de pulsión). Con el diagnóstico de achalasia evolucionada y con la intención de simplificar el las medidas diagnóstico-terapéuticas (dada la edad de la paciente), se decide realizar inyección de toxina botulínica (100 UI diluidas en 4 cc de SSF, con inyección profunda a nivel muscular en los 4 cuadrantes del cardias en alícuotas de 25 UI/inyección). El tratamiento se repite al mes con la misma pauta. La paciente evoluciona de forma favorable de la disfagia, consiguiendo una importante ganancia de peso a los 6 meses del tratamiento.

COMENTARIOS:

El tratamiento de la acalasia contempla un enfoque multidisicplinar según las características del trastorno (forma clásica, por compresión, espástica), la edad y el deseo del paciente por los diferentes tratamientos existentes. Generalmente, el tratamiento de primera elección es la dilatación neumática del cardias. Esta técnica es sencilla y eficaz (> 75 % tras una primera sesión). Los pacientes jovenes responden peor (sobre todo los varones). Si fracasa el tratamiento endoscópico se recurre a la miotomía quirúrgica por vía laparoscópica con una eficacia superior al 80 %, aunque ésta va disminuyendo con el tiempo. La inyección de toxina botulínica es una opción menos agresiva que las dos anteriores y que tiene su utilidad en determinados subgrupos de pacientes. Así en enfermos de edad muy avanzada, con pluripatología asociada o que no desean la dilatación o el tratamiento quirúrgico es una buena opción. La toxina botulínica bloquea la liberación de acetilcolina en la membrana presináptica de las neuronas del s. nervioso autónomo parasimpático en la unión GE, provocando la disminución de la presión del EEI (hasta un 50 %). La forma de administración es la dilución de 100 U de la toxina en 5 cc de SSF (sin que se formen burbujas) para posteriormente inyectar 25 U en los cuatro cuadrantes justo por encima de la unión GE. Se recomiendan agujas de esclerosis >= 4 mm de longitud para que penetren profundamente en la submucosa. Se recomienda repetir la dosis a los 30 días ya que de esta forma se incrementa la respuesta al 80 % (55 % si se administra una sola inyección) durante 1 año. Como efecto secundario destaca la aparición de dolor torácico tras la inyección (25 %). Su inconveniente es la pérdida de respuesta con el tiempo que obliga a nuevas inyecciones (75 % de respuesta con la 2ª inyección y menor en las siguientes) debido a la formación de anticuerpos con la T. botulínica. Los pacientes de edad avanzada y aquellos con acalasia espástica (vigorosa) tiene una mayor respuesta mantenida. Es un tratamiento mas caro que la dilatación neumática (100 U cuestan unos 300 €).

9 comentarios

  • frgaro marzo 9, 2012en5:25 pm

    Realmente no he tenido nunca la ocasión de utilizarlo (en ningún sentido). Mirando la SEGD de la paciente y los antecedentes de complicaciones respiratorias, ¿planteasteis la opción de una PEG?

  • Francisco J. Gallego marzo 9, 2012en5:59 pm

    Que rápido Julio en comentar el caso. Si se planteó, pero parece menos agresivo esto ¿no?

  • frgaro marzo 9, 2012en6:06 pm

    Me llama la atención que un esófago con ese aspecto pueda responder a los tratamientos habituales y al tratamiento con toxina, pero como además ha tenido complicaciones respiratorias que pueden atribuirse a su patología respiratoria, y que pueden no desaparecer aunque mejore su ingesta, pues veía la PEG +/- yeyunal como una buena solución. También habría que considerar la situación cognitiva de la paciente y la aceptación de la PEG.

  • frgaro marzo 9, 2012en6:06 pm

    PD: es que estaba por aquí esperando al cumpleaños…

  • Francisco J. Gallego marzo 9, 2012en8:38 pm

    Bueno, al fin y al cabo es un megaesófago y es sorprendente como responden a la toxina. Obviamente se hizo esto porque a pesar de la edad, el estado neurológico-cognitivo era bueno. Yo sinceramente si llego a los 90 años y con la cabeza bien prefiero una inyeccioncilla de estas o una dilatación que un gastrostomía. Un decir. No considero que el megaesófago sea un condicionante negativo a la respuesta. Si no es así, corrígeme.

  • Paco Casado marzo 10, 2012en1:04 pm

    Hola a todos:
    Yo la uso con una dilución diferente: pongo 2 cc de suero fisiológico en el vial liofilizado de 100 U. Se mueve lentamente porque no debe agitarse. Con esos 2 cc cebo la aguja de esclerosis y luego empujo con otros 2 cc de suero limpio inyectando 0,5 cc por cuadrante. Así me aseguro de que le entran las 100 U al paciente sin desperdiciar ni una.
    Besos y abrazos.

  • Francisco J. Gallego marzo 11, 2012en10:25 pm

    Buenas Paco, que alegría ver tus comentarios en el blog. Pues si, es muy importante no agitar el vial porque las burbujas neutralizan la toxina. Has expuesto bien lo del purgado. Lógicamente hay que hacerlo así, de forma similar al cianoacrilato para las varices fundicas (técnica del sandwich). A ver si te animas y pones algún video (tendrás muchos de cápsula endoscópica). Si te animas me lo dices y te hacemos colaborador del blog

  • frgaro marzo 12, 2012en5:50 pm

    Como es libre lo puedo colgar sin problemas, creo (http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1532-5415.2011.03758.x/pdf). Es un caso similar con seguimiento de dos años. Pues estaba equivocado. Saludos, Casado.

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